Una de las comidas que más me gustan en invierno son las legumbres. Me gusta variar y así no me canso de ellas. Los guisantes secos los conocí cuando viví en Holanda, y desde entonces los preparo de vez en cuando. Las legumbres son muy sencillas de preparar, sólo hay que añadir los ingredientes a la olla y cocinar durante un tiempo.Es importante cocinarlas muy bien, o sea que cuanto más tiempo estén cocinándose, mejor. También son muy agradecidas porque de un día para otro saben mejor, o sea que las puedes preparar para tres días y disfrutar de ellas sin tener que cocinar más. Yo siempre las cocino con un poco de comino molido y alga kombu para así disminuir las molestias de los posibles gases. Algunas legumbres dan más problemas que otras, por lo que lo ideal es que tomes las que mejor te sienten, no tienes por qué tomarlas todas. Si te causan molestias, otra opción en tomarlas en puré o paté. Casi siempre incluyo algo de hoja verde en el guiso, pero siempre antes de servir, ya que las hojas en unos minutos se hacen cuando el caldo está caliente, y de esa manera se preservan más sus nutrientes. Tampoco añado nada de aceite, cocino todo sólo con agua, por lo que de esta manera viene muy bien para aquellas personas que tengan que restringir la grasa en su alimentación. Incluso sin aceite salen riquísimas. En este guiso uso el boniato, que ayuda a espesar el guiso. Con cada legumbre uso una verdura almidonada diferente; así me aportan diferentes nutrientes y distinto sabor. Aquí os dejo los ingredientes que he usado para esta receta.
Ingredientes:
1 vaso grande de guisantes secos a remojo toda la noche
1 boniato
1/2 pimiento rojo
1 ajo
1 cebolla
1 hoja de laurel
un poco de comino molido
1 trozo de alga kombu del tamaño de un sello
1 poco de sal de hierbas (así le da más sabor)
Poner todos los ingredientes en una olla a presión y cubrir con un dedo de agua. Cocinar a fuego medio durante 2 horas.
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